Roberto Gutierrez –  Chief Executive en Roselin

Roselin Joyeros data de 1949, año en el que un maestro relojero, fundó la compañía. Su tesón en el arte de la relojería y joyería, su gran experiencia y su exquisito trabajo son el legado que hacen de Roselin Joyeros una gran marca. Su fundador abrió las puertas de su primera joyería en la calle Argumosa, en el emblemático barrio madrileño de Lavapiés. Por ella, pasaron miles de madrileños y turistas en busca de refinadas joyas y elegantes relojes de la época, y fue testigo de los cambios políticos, culturales y sociales de la capital que se sucedieron desde el franquismo hasta la instauración de la democracia. La modesta pero reputada joyería sobrevivió a todos estos cambios e hizo de su pequeño comercio el origen de una marca reconocida a nivel nacional. Entre los años 70 y 80, el maestro relojero dio el primer paso de su expansión abriendo dos establecimientos más en el municipio madrileño de Parla. A partir de ese momento se sucedieron las demás aperturas de las tiendas Roselin. Este gran entusiasmo por la joyería fue trasladado a las nuevas generaciones. Hoy en día, su primogénito dirige la compañía, que cuenta con más de 150 profesionales que trabajan cada día para seguir ofreciendo el mejor servicio a sus clientes. Desde que heredara el legado de su padre en 1996, el actual gerente ha sido capaz de colocar la marca Roselin en una posición privilegiada del mercado.

 

Roselin Joyeros tiene el privilegio de ser la única joyería/relojería con certificado AENOR. En 2008 obtuvo la Certificación de Sistemas de Gestión de la Calidad ISO 9001. Dicha acreditación nos permite como empresa situarnos al nivel de las más grandes, equiparándonos en eficiencia y compitiendo en igualdad de posibilidades en el mercado actual. Además, resulta ser una plataforma ideal desde la que avanzar hacia otros sistemas de gestión del medio ambiente, la seguridad o la responsabilidad social.