La mansión ‘The One’, situada en un barrio exclusivo de Los Ángeles, está casi acabada después de siete años de obras
La casa más cara de Estados Unidos está solo a falta de los últimos retoques. Siete años después de que comenzase a trabajar en The One, una mansión de 9.300 metros cuadrados en el exclusivo barrio de Bel Air, en Los Ángeles, el productor de películas convertido en promotor Nile Niami dice que está a punto de poner a prueba la respuesta del mercado con su precio inicial de 500 millones de dólares (algo más de 450 millones de euros).
Dotado de una discoteca, cuatro piscinas, una bolera y vistas de 360 grados del sur de California, el símbolo de la última edad dorada de Estados Unidos ha generado un gran interés en la prensa desde que se anunció que se pondría en venta a ese precio en 2015.
En el camino se han producido problemas de permisos, retrasos en la construcción y complicaciones de financiación. Todo ello ha mostrado las dificultades de construir casas de lujo con un afán especulativo, y planteó preguntas sobre si el proyecto que domina una panorámica de Los Ángeles llegaría a acabarse alguna vez. Niami ha decidido no dar marcha atrás con el precio de 500 millones de dólares, lo que convertiría a la casa en la más cara de Estados Unidos.
“Cuando tienes algo que es tan único como la Mona Lisa, puedes pedir lo que quieras”, señala el productor en una entrevista, argumentando que las recientes ofertas de propiedades de nueve cifras en Los Ángeles y en otros lugares son una prueba de que su estrategia de precios no era solo una forma de que la prensa hablase de ello. “Cuando se inició la casa, no tenía mucha base para pedir 500 millones de dólares; ahora hay tantas ventas de tres dígitos en Los Ángeles y en el mundo que el precio de venta ya no es irrazonable”.
Niami admite que la presión de su odisea promotora lo ha hecho envejecer prematuramente. Construir megamansiones sin un comprador predeterminado puede ser complicado. Los sobrecostes y los retrasos son frecuentes, los costes de mantenimiento son altos y es difícil predecir el apetito cambiante por el lujo. Y si bien un proyecto tan sorprendente como The One ocupa los titulares, las dotaciones concretas y el diseño específico pueden reducir el grupo de compradores potenciales, señala el tasador Jonathan Miller, presidente de la firma de asesoría y valoración de bienes raíces Miller Samuel Inc.
“El problema es que mientras más servicios agrega, más se personaliza el inmueble”, señala Miller. “Aunque la intención es atraer la atención sobre la propiedad, también la está personalizando, lo que puede reducir el tamaño del pastel de mercado. Es un mercado muy pequeño y muy ajustado”.
Niami quita peso a esta hipótesis. Los Ángeles ha tratado de limitar la construcción de nuevas megamansiones, lo que significa que nada como The One puede construirse nuevamente, argumentó el promotor. Y aunque ha decidido renunciar a una de las dotaciones especiales más espectaculares y que más llamaron la atención, una habitación con depósitos de agua con medusas vivas que recubren las paredes, Niami asegura que tiene planeado algo que es “aún mejor”.
El promotor no ha dejado que nadie entre en la propiedad, pero dice que sus características especiales han ayudado a atraer el interés de potenciales compradores, con los que mantiene conversaciones, pero de los que no ha querido aportar detalles a fin de mantener su privacidad. La presentación de The One se producirá una vez que concluya la decoración interior, explicó Niami. Williams & Williams Estates Group tiene el listado de personas interesadas.
“He tenido compradores potenciales pendientes de esto durante mucho tiempo”, afirmó Niami. “Tenemos una lista de compradores muy reales y verificables que traeremos pronto”.
Fijar un precio a las casas por encima de su valor de mercado, una estrategia conocida como “fijación de precios aspiracional”, es una de las estrategias de los promotores para llamar la atención de fortunas que buscan un lujo extremo. Una venta al precio inicial de 500 millones de dólares sería más del doble del mayor negocio inmobiliario residencial en los Estados Unidos hasta la fecha: un ático de 238 millones de dólares (215 millones de euros) comprado por el fundador de Citadel, Ken Griffin, en Manhattan. Niami señala que el lugar de Griffin es un apartamento, sin tierra, mientras que The One ocupa tres acres (1,2 hectáreas).